Las boletas y los bloques legislativos cortos: un fenómeno en ascenso
La posibilidad de que varios gobiernos provinciales opten por la denominada «boleta corta» -que no lleva candidato a presidente- para sus listas a legisladores nacionales en las elecciones de octubre, tiene su correlato con la formación de bloques propios en el Congreso nacional, un fenómeno que se ha consolidado en los últimos años para focalizar las negociaciones entre esas provincias y la Nación.
El escenario legislativo nacional muestra hoy una decena de bloques propios en cada una de las Cámaras, referenciados en sus respectivos gobiernos provinciales y, en algunos casos, con participación en interbloques para no perder fuerza en la distribución de espacios y de poder dentro de las cámaras.
La posibilidad de que provincias como Neuquén, Rio Negro, Santiago del Estero, Misiones, Córdoba o Chubut opten finalmente por concurrir a la contienda con ‘boleta corta’ es la expresión electoral de lo que en la práctica ofrece la dinámica parlamentaria.
En Diputados se manejan hoy con bloques propios el Movimiento Popular Neuquino, el PJ puntano de Alberto Rodríguez Saá, el Frente Cívico Santiagueño, el socialismo santafesino y el peronismo de Catamarca.
Con bloque propio pero subsumidos en interbloques, trabajan los bloques peronistas de Córdoba, San Juan y Tucumán, además de los oficialismos de Chubut y de Misiones.
En el Senado el panorama no es muy distinto: misioneros, puntanos, tucumanos y santiagueños actúan con bloques propios; y en el caso de estos últimos con la curiosidad de que los tres senadores están referenciados en el oficialismo provincial (dos por la mayoría y uno por la minoría en sendos bloques).
Además, con bancadas propias pero integrados en interbloques con otras fuerzas lo hacen el Movimiento Popular neuquino, el oficialismo chubutense, el PJ pampeano y una salteña aliada del gobernador Juan Urtubey.
Lo del socialismo santafesino y lo del MPN tiene que ver con la lógica de que son fuerzas diferentes a la de los grandes actores nacionales legislativos; así como los frentes misioneros y santiagueños, que contienen a radicales y peronistas, y que escapan al tradicional esquema político.
El fenómeno más claro de la formación de bloques propios en el Congreso para hacer valer los intereses de sus provincias en las negociaciones de proyectos se da con los peronismos de Córdoba, San Juan, Tucumán, Catamarca, La Pampa, Chubut y San Luis, en una o en ambas cámaras.
Como curiosidad, los gobiernos provinciales de Tierra del Fuego y de Rio Negro, que en los últimos años mantuvieron posiciones oscilantes entre el gobierno y la oposición nacional, no tienen legisladores que les respondan políticamente.
A partir de la posibilidad de la presentación de ‘boletas cortas’ y más allá de la unificación electoral de varias vertientes del peronismo, el sistema de representación en ‘bloques cortos’ aparece como una tendencia a ampliarse más que a replegarse.
El formato que se puede dar a partir de diciembre es el de varios bloques referenciados en los gobiernos provinciales, aún en aquellos casos en los que claramente expresen una pertenencia a un liderazgo nacional.
Conformados los bloques, el trabajo consistirá en la búsqueda de la conformación de interbloques con el mayor volumen posible para disputar lugares de poder en las Cámaras, como las presidencias de comisiones, las designaciones a bicamerales o a otros organismos como el Consejo de la Magistratura.
Para los bloques mayoritarios quedarán como seguros sus núcleos duros de representantes de provincias centrales con mayor número de diputados: Buenos Aires, la Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza, entre las más destacadas.